Esta lacra afecta a dos generaciones inmediatas y a una cuyo ánimo decae a la hora de plantearse su futuro. De este modo, los estudiantes desestiman el trabajo como un objetivo posible para poner en práctica lo aprendido durante años; los jóvenes, que ya han sido formados, se encuentran ante la ausencia de posibilidades laborales y ante todo tipo de salarios basura debido a las reformas laborales impuestas por los gobernantes españoles; los padres de esos jóvenes, están siendo despedidos como si fueran moneda de cambio a la hora de mantener la inversión extranjera en nuestro territorio. ¿Alguien está interesado en crear un nuevo modelo de crecimiento industrial; a invertir en I+D+I; en lograr que la inversión realizada en la formación de cientos de miles de estudiantes, no se escape de nuestro país? La respuesta es un rotundo NO. Te tratan como a un número sin utilidad alguna. ¿Por qué no gritas?